lunes, 19 de septiembre de 2022

Agraciado por un sueño…

El título de esta entrada hace un juego de palabras con el del cuento que inaugura e ilustra la portada de mi libro de relatos. Si el protagonista del cuento acaba "atropellado por un sueño", yo me he visto agraciado por un sueño… cumplido. Un largo sueño que me brinda diversos momentos agradables que me impiden despertar o me hacen soñar despierto. Desde que publiqué el libro, hace sólo un par de meses, no ha hecho más que darme satisfacciones, a pesar de los temores que me embargaban y que me mantenían preocupado y hasta nervioso.

La primera satisfacción fue ver la obra en la calle. Aunque siempre acaricié la posibilidad de publicar un libro de relatos de ficción, nunca lo creí probable, pensé que jamás lo conseguiría. La mera existencia física del pequeño y humilde tomo de Cuentos minúsculos que se asoman a realidades sorprendentes (Editorial Punto Rojo Libros) es, en sí, motivo de una alegría indescriptible, la constatación de que un viejo sueño estaba materializándose y se hacía realidad. Se cumplía, así, aquel deseo de ver mis cuentos en forma de libro y no como simples folios grapados y guardados en un cajón.

El segundo momento de sorprendente satisfacción fue la acogida que ha tenido el librito entre amigos y familiares, no sólo por adquirirlo en cuanto supieron de su existencia, sino por las críticas y comentarios favorables que les ha generado su lectura, muchos de los cuales me los han hecho llegar con inmerecida deferencia y generosidad. Como muestra, las reseñas que hacen mi compañero y amigo Aurelio Freire Martín, que no duda declarar sentirse “orgulloso de tener un amigo con esas dotes y esa sensibilidad para escribir”. Y la del filólogo, compañero de mi hija, Javier Parejo, quien dice tener “sana envidia” mientras lee unos cuentos que no le parecen “nada minúsculos, sino contundentes”. Si estas manifestaciones no son parte de un sueño cumplido, se le parece bastante.


Pero queda aún un tercer momento de este sueño tan grato y maravilloso. Dos amigos de ámbitos diferentes se confabulan para proporcionarme una inimaginable alegría. Salvador Sobrá, vocal de cultura y coordinador del Departamento de Ocio y Cultura del Excmo. Colegio Oficial de Enfermería de Sevilla (ECOES), me propone, sin habérselo pedido, organizar un acto de presentación del libro en la sede de la institución colegial. Este ha sido el único motivo afortunado que he tenido por estar colegiado durante toda mi vida laboral, admitiendo que siempre he sido contrario a la obligatoriedad de cualquier colegiación profesional. Salvador ha conseguido dos cosas: congraciarme con el Colegio y hacerme deudor de nuestra amistad.

Y para acompañarme en ese acto, la espontánea y generosa disposición de otro amigo entrañable, Juan Pablo Bellido Muñoz, decano del Colegio Profesional de Periodistas de Andalucía, quien se ha prestado a trasladarse desde Córdoba para hacer una semblanza de mi persona a la hora de presentar al autor del libro. Con seguridad, expondrá mi faceta periodística, la que me ha permitido colaborar con él durante más de una década, y que es desconocida por la mayoría de mis compañeros de Enfermería.

Este último episodio del sueño sacia todas mis expectativas. Me colma de una satisfacción enorme y de un sentimiento de gratitud para con tantos amigos, familiares, compañeros y desconocidos que, además de leer mi libro, me honran con sus apreciaciones y muestras de afecto. Ojalá pudiera expresarles personalmente a todos ellos mi agradecimiento más sincero durante el citado acto de presentación en el ECOES, el próximo día 27 de septiembre, a las seis de la tarde. Quedan, por tanto, todos invitados. Estar rodeado de tantos amigos es ser agraciado por un sueño. Un hermoso sueño. Gracias.

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