jueves, 8 de septiembre de 2022

Despedida de Serrat

Anoche tuvimos la nostálgica fortuna de asistir en Sevilla al concierto que Joan Manuel Serrat ha celebrado en su gira de despedida “El vicio de cantar: 1965-2022”. Hacía cuarenta años que lo vimos por primera en directo, en la Plaza de España, cuando todos éramos insolentemente jóvenes y no nos importaba el futuro. Creíamos que era una cosa que estaba muy lejana… y, mira por dónde, nos ha atropellado casi sin darnos cuenta.

Tanto Serrat como la mayor parte del público congregado anoche en la Plaza de Toros, a orillas del Guadalquivir, lucíamos alopecia o canas, andábamos medio fastidiados de las rodillas y compartíamos algunas otras dolencias orgánicas que es mejor obviar. No en vano, hace cerca de medio siglo que el cantautor catalán se adueñó de nuestras emociones y sentimientos. Tanto, que anoche no pudimos reprimir en algunos momentos las lágrimas. La emoción por lo que Serrat fue -y es- en nuestras vidas es indescriptible, pues sin él y su música no seríamos lo que somos. Por eso nos hizo sentir que también nosotros hemos ido perdiendo fulgor en la mirada y ese beso en la piel, un beso en la piel, señora, que entonces creíamos imperecederos. Y es que también nosotros vamos despidiéndonos de lo que fuimos e incluso de lo que somos.

Fue una despedida mutua que encogió nuestros corazones y empapó nuestros ojos de una nostalgia líquida que ni la optimista melodía de hoy puede ser un gran día pudo reprimir. Gracias Serrat por venir personalmente a decirnos adiós a tus 77 años y despertar hermosos recuerdos imborrables que quedan inscritos en esas canciones que jamás olvidaremos y que anoche tarareamos con una emoción que brotaba a borbotones. Gracias... y hasta la próxima. 



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