miércoles, 21 de octubre de 2020

El crepúsculo en la mirada


Hace cerca de cinco años que me he jubilado. Con ello señalo que soy viejo, pero no anciano. Conservo ilusiones para afrontar algunos retos que tengo pendientes, pero reconozco que el cansancio -y hasta el aburrimiento- limitan mis fuerzas y expectativas. Ese fue el motivo por el que clausuré el blog Lienzo de Babel que mantenía activo y en constante actualización desde hacía más de diez años. Requería una dedicación permanente para cumplir con la periodicidad que me había impuesto desde el principio. Los asuntos que abordaba y las opiniones que exponía me resultaban redundantes, cada vez más reiterativas. Había llegado el momento de cambiar. Cambiar de formato y de enfoque. De un blog de actualidad que no rehuía ningún aspecto de la realidad (cultural, política, social) a una bitácora personal, más íntima y sosegada, que asume una visión del mundo y de sí misma desde el crepúsculo de la existencia, casi desde el último recodo del camino. Tal es el empeño de este nuevo diario que hoy inicia su recorrido en el espacio digital. Un blog con una mirada crepuscular de la vida y sus contradicciones, sinsentidos y asombros. Pero con el barniz de la experiencia que permite una percepción más comprensiva, sin las prisas de lo coyuntural, de cuanto apenas ofrece alguna novedad que sólo entusiasma a los desmemoriados o novatos incautos. Con tal propósito nace hoy esta “Mirada crepuscular”, orientada a exponer cómo ve antes que explicar lo que ve. A mirar hacia adentro más que hacia afuera. Y con más deseos de descubrirse y reconocer sus condicionantes que de explicar lo que incita su curiosidad descreída. Tal vez esto persiga un objetivo peregrino que no atraerá interés alguno. O tal vez no, y existan seguidores que valoren la sinceridad de esta mirada postrera con la que se observa lo que nos sucede y lo que somos. Esta es la propuesta.

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