José Hierro fue un poeta a contracorriente: no seguía la
moda. Hacía poesía social cuando pocos se atrevían y no siguió las tendencias
dominantes para embarcarse en un experimentalismo lingüístico en el que siempre
revoloteaba el mar del Santander de su infancia. Hay pocas biografías de José
Hierro, pero muchos libros de su obra poética. El último aparecido es un tomo que
agrupa aspectos decisivos de su vida y una selección extensa de sus poemas. Se
titula
Vida,(Nordicalibros, 2022)
escrito por Jesús Marchamalo, autor del texto biográfico, y Lorenzo Oliván,
encargado de la antología poética. Salió a la luz el año pasado para conmemorar
el centenario del nacimiento del poeta, un oportuno homenaje a uno de los más
importantes poetas de postguerra de España. Tantas fueron las vicisitudes de su
vida, que no extraña que ésta, al final, fuera sentida como humo que se
desvanece.
Vida
Después de
todo, todo ha sido nada,
a pesar de
que un día lo fue todo.
Después de
nada, o después de todo,
supe que todo
no era más que nada.
Grito “¡Todo!”,
y el eco dice “¡Nada!”.
Grito “`¡Nada!”,
y el eco dice “¡Todo!”.
Ahora sé que
la nada lo era todo,
y todo era
ceniza de la nada.
No queda nada
de lo que fue nada.
(Era ilusión
lo que creía todo
y que, en
definitiva, era la nada).
Qué más da
que la nada fuera nada
si más nada
será, después de todo,
después de
tanto todo para nada.
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