miércoles, 8 de marzo de 2023

Hoy, Día de la Mujer

Hoy, 8 de marzo, se conmemora el Día Internacional de la Mujer, un día para recordar la lucha por la participación y la igualdad de la mujer en la sociedad que no ha dejado de celebrarse desde que Naciones Unidas decretara 1975 como el Año Internacional de la Mujer e instara a todos los países, de acuerdo con  sus tradiciones y costumbres nacionales, a fijar esta fecha para reivindicar anualmente los Derechos de la Mujer y la Paz internacional.

Ya desde antes, desde al menos mediados del siglo XIX, se organizaban manifestaciones y protestas en algunos países en pro de los derechos de la mujer, cuando no se le reconocía el derecho a votar, a abrir una cuenta bancaria, ni aspirar a una educación universitaria o defenderse de los malos tratos, abusos y violaciones de los que era objeto por estar supeditada secularmente al hombre. Con el fin de la dictadura de Franco, en España comenzaron a proliferar marchas reivindicativas a favor de los derechos de la mujer que poco a poco fueron extendiéndose por todas las ciudades, concienciando a amplias capas de la población.

Se trata, pues, de una jornada de lucha justa y pertinente que no conviene obviar tras la cortina de humo de la festividad y la palabrería de quienes siempre están dispuestos a cubrirse con cualquier bandera con tal de obtener beneficios particulares.

Y es por eso, también, que sea motivo de preocupación la división que existe en nuestro país en el movimiento que fomenta y reivindica la igualdad de derechos de la mujer: el feminismo. Y aunque históricamente siempre ha mostrado tendencias en su seno, como el feminismo liberal y el radical, ello no ha impedido la coincidencia de objetivos y exigencias a la hora de reclamar cambios sociales en pro de la igualdad de la mujer.

Es triste que este año, en España, se presente más dividido y polarizado que nunca, tal vez porque el feminismo es una lucha compleja y continua, en la que tras cada conquista surgen nuevos problemas y conflictos que son difíciles de afrontar y resolver.  En esta ocasión es, fundamentalmente, la ley trans y la abolición de la prostitución lo que separa a las organizaciones feministas y las obliga a convocar dos manifestaciones distintas, sin tener en cuenta el daño que infringen al feminismo como palanca social para conseguir la igualdad en los derechos de la mujer.

Más lamentables aún cuando, según la propia ONU, miles de millones de mujeres todavía no tienen las mismas posibilidades laborales que los hombres, cuando una de cada tres sigue siendo víctima de violencia de género, cuando no del machismo asesino, cuando la brecha salarial las discrimina económicamente, cuando menos del 7 por ciento de los puestos ejecutivos en las grandes empresas son ocupados por mujeres y cuando en las cúspides políticas y económicas apenas hay representación de la mujer. Cuando, en fin, tantas metas quedan por alcanzar.

Es necesario, por tanto, en un Día como hoy, mirar al pasado, no perder de vista el presente y tener claro cuáles son los horizontes de futuro en la lucha por los derechos y la igualdad de la mujer. Porque no es un día cualquiera y su objetivo sigue siendo relevante: “se refiere –en palabras de la ONU- a las mujeres corrientes como artífices de la historia y hunde sus raíces en la lucha plurisecular de la mujer por participar en la sociedad en pie de igualdad con el hombre”. Es decir, que hombres y mujeres sean considerados iguales y disfruten de los mismos derechos civiles, sociales, económicos, políticos y religiosos.  

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