jueves, 29 de junio de 2023

Cuatro días

El mes de junio de 2023 será un hito emocional que nunca olvidaré por varias circunstancias, unas buenas y otras malas, que coincidieron y se concentraron en este período concreto de tiempo. De las desagradables, las que dejan una herida que nunca cicatrizará, ya hice un comentario en este blog. Toca ahora exponer las buenas, las que compensan los sinsabores de la existencia porque te insuflan el alma de felicidad. De esa felicidad que se siente al saber que formas parte de una familia que, más allá de las distancias y los problemas que siempre acompañan a cada uno de sus componentes, siempre actúa como centro de gravedad que nos mantiene unidos por la fuerza de los sentimientos.

Durante cuatro días los sentimientos y las emociones estuvieron a flor de piel a causa de una hermana que jamás creí que pudiera venir a visitarnos. Suena pueril, pero cruzar el Atlántico para encontrarse durante muy pocos días -sólo cuatro- con un familiar no es fácil ni asequible, incluso en estos tiempos en que todo aparenta estar al alcance de la mano. Pero lo hizo, movida por esa voluntad de conocer unas raíces que aparecen de vez en cuando en sus recuerdos no como fantasmas, sino como personajes y una realidad que existen allende los mares.

Y aquí vino a conocernos. Porque en la remota España se hallan los rastros de la historia de la vida de su padre, nuestro padre. Mi hermana, fruto del segundo matrimonio de un viudo que regresó a su país, nunca renunció a conocer esta rama española que sigue enraizada en Sevilla en forma de dos hermanos por parte de padre. Y lo que descubrió fue una familia que continúa extendiéndose al futuro con sobrinos y nietos, pero que no deja de girar en torno a un núcleo sólido que jamás olvida sus orígenes familiares y que se siente orgullosa de ello. Y es que, aparte de la belleza paisajística, histórica, monumental y gastronómica de la ciudad y de este país, también halló la fortaleza con que su familia hace piña indestructible y que llena los ojos de lágrimas por la emoción, la alegría y los recuerdos. Fueron sólo cuatro días, pero cuatro días de sentimientos puros y concentrados.

Gracias, hermana, por visitarnos y mostrarnos los lazos transatlánticos de la familia. Gracias, como dice otra hermana, por ayudarnos a completar el puzzle de nuestra familia. Gracias.     

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