domingo, 29 de octubre de 2023

Mi posición en el conflicto israelí-palestino

Me duele y me solidarizo con el pueblo palestino, lo que no significa que apoye y no rechace las acciones armadas y asesinas de Hamás, quien se arroga indebidamente una representación que no le corresponde ni social, ni política, ni moral ni legalmente. También, porque cuestione y rechace absolutamente la reacción vengativa del Ejército hebreo, promovida y autorizada por el Gobierno ultraconservador de Netanhayu, culpo al pueblo de Israel de lo que sucede en la Franja de Gaza ni pongo en cuestión su derecho a vivir en paz en un Estado reconocido por todos, idéntico al derecho que merece Palestina para disponer del suyo.

La guerra abierta entre Israel y Hamás en Gaza es una atrocidad que no tiene disculpa ni excusa. La criminal matanza que Hamás causó en tierras de Israel tampoco tiene disculpas ni excusas. Pero ambas acciones deplorables y sangrientas tendrán que ser juzgadas y sus culpables condenados por la Justicia a la luz del Derecho y las Leyes. Porque ningún ciudadano inocente, sea israelí o palestino, debería ser víctima del fanatismo de unos y la venganza ciega de otros. El derecho Internacional y las normas y tratados internacionales o humanitarios existen precisamente para evitar todo tipo de excesos arbitrarios de violencia como los que se están produciendo actualmente en los territorios palestinos de Gaza y Cisjordania.

Que apoye a Palestina no significa que no apoye igualmente a Israel. Y que repudie el bombardeo indiscriminado de Israel a la población palestina de Gaza no significa que no rechace con idéntica repugnancia los atentados de Hamás y Hezbolá contra la población hebrea. Estoy en contra de toda violencia para resolver ningún conflicto. Sólo desde el diálogo y la negociación, con respeto a la ley y la justicia, se conquistan la paz, el entendimiento y la convivencia pacífica, aunque los ejemplos de Gaza y Ucrania, como tantos otros en el mundo, disuadan de lo contrario. Pero precisamente por eso es por lo que, en estos duros momentos, hay que insistir, y posicionarse sin falsa equidistancia y disimulo, por la concordia y la paz en la política y las relaciones entre países.    

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