A pesar de que no hay comparación posible entre ellos, pueden
tomarse de ejemplo de los modos de ejercitar la libertad de expresión desde distintos
grados de responsabilidad y respeto a la hora de elaborar aquellos mensajes que
pretendemos transmitir, mensajes que, como toda comunicación, se basan en el
lenguaje, tanto oral, escrito o cantado, articulado por palabras. Y tal
diferencia radica en el peso -ninguna palabra es inocua- que confieren estos
autores a las palabras que utilizan. Partiendo de la legitimidad de uso, puesto
que las palabras no delinquen, la intención significativa con que las emplean
puede suponer una colisión de derechos que habrán de ser ponderados para no
causar menoscabo o afrentas a libertades de mayor relevancia individual o
social, igualmente reconocidas y protegidas por la Constitución de nuestro país.
De lo contrario, tipificaciones penales como las injurias o las calumnias, por
ejemplo, carecerían de sentido frente al derecho a una libre expresión sin
límites.
Bastaría con comparar estos distintos grados de
responsabilidad en el uso de la libertad de expresión, sin entrar en otras
valoraciones, para discernir el peso de las palabras de las que se valen los
autores que nos sirven de ejemplo. Más que el Código Penal es la sensibilidad que
exhiben lo que los diferencia, al recurrir uno a eufemismos y apologías de la
violencia, y otro a palabras que pesan tanto como el dolor y la memoria que llevamos
encima.
Textos de canciones y tuits de Pablo Hasél:
“Merece que explote el coche de Patxi López!". "¡Que
alguien clave un piolet en la cabeza a José Bono!". "No me da pena tu
tiro en la nuca, 'pepero'. Me da pena el que muere en una patera. No me da pena
tu tiro en la nuca, 'socialisto'. Me da pena el que muere en un andamio". "Siempre
hay algún indigente despierto con quien comentar que se debe matar a Aznar”.
Poema inédito de Joan Margarit:
“Pensé que me quedaba todavía / tiempo para entender la
honda razón / de dejar de existir. Lo comparaba / con el desinterés, con el
olvido / con las horas del sueño más profundo, / pensando en esas casas donde
un día vivimos / y a las que no hemos vuelto nunca. / Pensaba que lo iba comprendiendo
/ que me iba liberando del enigma. / Pero estaba muy lejos de saber / que yo no
me libero. Me libera la muerte, /permite, indiferente, / que me vaya acercando
hasta alguna verdad. / Inexplicablemente, esto me ha emocionado.”
"Conmovedora indiferencia", incluido en Animal de bosque, de próxima aparición en
Visor libros.
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