martes, 23 de febrero de 2021
El 23 F.
A pesar de los peligros que creemos que corre la democracia
hoy en España, de los miedos que nos suscitan quienes percibimos como enemigos
de ella en la actualidad, a los que catalogamos de anticonstitucionalistas y otras etiquetas
semejantes, a pesar de los recelos que despiertan la fragmentación parlamentaria
y la pluralidad ideológica que vivimos en el presente, el mayor y más grave
ataque que sufrió la democracia fue el perpetrado, hace exactamente 40 años, por los
que asaltaron el Congreso de los Diputados, pistola en mano, en nombre de esos
que se proclaman defensores de la patria y comulgan con ideas que hoy nutren a
la extrema derecha y a los conservadurismos más reaccionarios de nuestro país.
Aquel golpe de Estado resultó, afortunadamente, frustrado gracias a la entereza
de un rey que no se doblegó -no quiso o no pudo, jamás lo sabremos- a sancionar
los deseos de los golpistas, y a la voluntad de un pueblo que se negó a revivir
épocas bochornosas y negras de nuestra historia. Es necesario y saludable
recordar hoy aquellos acontecimientos para intentar, entre todos, no
repetirlos, comportándonos acorde a los cánones democráticos y dando nuestro
apoyo a quienes salvaguardan, respetan y fortalecen la democracia en España. Es
la mejor manera de conmemorar este día, infausto en su mometo.
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