domingo, 4 de julio de 2021
La pocilga del mundo
La acción del ser humano en el planeta es dañina,
completamente destructiva. Ningún otro animal del mundo provoca cambios tan desastrosos
en su hábitat hasta el punto de causar su propia desaparición. Normalmente, la
extinción de cualquier especie se debe a factores ambientales ajenos a la actividad
animal, excepto en el hombre. La actividad humana es la razón del calentamiento
global, la deforestación de los bosques, del aire irrespirable y de convertir
el mundo en una pocilga inmunda. Llenamos de basura y desperdicios cuanto nos
rodea, desde nuestros barrios, ciudades, campos, ríos y mares, hasta el espacio
exterior que poblamos de satélites artificiales que abandonamos, tras su vida
útil, para que se destruyan y desintegren en la atmósfera cuando caigan a la
Tierra. Una Tierra convertida, por tierra, mar y aire, en estercolero de todo tipo de basuras. Ya no es extraño encontrar mascarillas en el fondo del mar. Ni
bastoncillos a los que confundir con algún alga para hallar asidero. ¡Un asco!
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