Pero el libro no necesita un día concreto con el que recordar
la importancia que supone su existencia como vehículo insustituible para la
transmisión del saber y la cultura no sólo de una comunidad, sino entre
generaciones a lo largo del espacio y el tiempo. De entre todos los inventos de
la humanidad, el libro ha sido y es el que más ha contribuido a nuestro
bienestar y progreso.
Quienes valoran lo que significa leer, para la formación de
las personas y el conocimiento de lo que nos rodea y de nosotros mismos,
celebran el Día del Libro diariamente. No existe compañía más gratificante y
enriquecedora que ese viejo amigo de papel y tinta abierto entre las manos. Por
eso, para mí, todos los del calendario son días en que busco refugio en los
libros, sin los cuales no sería el que soy. Constituyen mi bien más preciado. Mi deuda con ellos sólo se satisface con la lectura.
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