lunes, 3 de octubre de 2022

Esperanzas de octubre

El otoño comenzó, con rigor astronómico, en septiembre, pero es octubre el mes en que de verdad empieza a notarse, cuando aparecen las coincidencias y señales que evidencian el cambio irrefrenable de estación. De entrada, comparten letra inicial, esa O que empareja octubre con otoño, como una especie de aviso que nos advierte de que el verano ya ha quedado definitivamente derrotado y nos encaminamos paulatinamente al reino de los días grises y los aires fríos. Una letra redonda como el ciclo que vuelve a iniciar su recorrido por el año para morir y renacer constantemente en un bucle que eterniza la existencia de todo ser vivo. Y por el que los árboles mudan sus hojas verdes, medio secas, por las ocres y pardas con las que visten la estación antes de que las yemas, que renovarán el follaje, las obliguen a volar, como lágrimas al viento, para cubrir el suelo y fertilizar el tronco del que nacen. Así surge la esperanza de una nueva vida que el otoño de octubre hace posible cada vez que asoma en el calendario. Y que permite que las madrugadas refresquen, con un aliento que parece descender desde cumbres nevadas, campos y ciudades abochornados y exhaustos de un calor y unas calimas despiadados. Y tiñe de motas blancas los cielos para alivio de los sedientos. Son las esperanzas que hace abrigar octubre, esperanzas para que el otoño también haga brillar en nuestros ojos la oportunidad de un nuevo renacer. Esperanzas de octubre, con O de otoño.       

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