lunes, 1 de mayo de 2023

Otro primero de mayo

Este 1º de mayo, Día del Trabajo, como la mayoría de los anteriores, me provoca cierta decepción porque no se acaban de lograr las condiciones socio-económicas que permitan a los trabajadores celebrar el trabajo como una necesidad o un bien para una vida digna. A pesar de los años que llevamos celebrándolo, este día todavía recuerda que los obstáculos son mayores que los logros por alcanzar el pleno empleo y la retribución suficiente. Es más, a día de hoy, los salarios pierden poder adquisitivo y la inestabilidad sigue imperando en las condiciones laborales. Como consecuencia, aumentan las desigualdades, como si fueran resultado inexorable de la actividad económica, y no fruto de decisiones y políticas que cuestan trabajo erradicar y sustituir. Así, cada año y cada Día del Trabajo seguimos deseando que todas estas injusticias sean vencidas y que el trabajo, en realidad, sirva para aspirar a una vida digna. Tal es la triste decepción que me genera esta celebración, aunque reconozca que se dan pasos adelante, entre muchos hacia atrás, en las condiciones laborales y el reparto de la riqueza.  No hay voluntad de mejora debido a la concentración de riqueza y empresarial que se deriva del actual sistema económico. ¿Qué celebrar, pues?     

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