lunes, 25 de julio de 2022
Retorno a la rutina...
A muchos les parecerá incomprensible que, tras las
vacaciones veraniegas (tengan la duración que sea), algunos jubilados deseen el
retorno a la rutina cotidiana. Tales sorprendidos podrán pensar que es
indistinguible la pasividad diaria con la holganza vacacional. Ignoran cuán
equivocados están. Porque las vacaciones son siempre idénticas: un cambio de
paisaje y de hábitos (despreocupación horaria, senderismo, baños en la playa,
abusos gastronómicos, etc.), tanto si disfrutas de una edad activa
(laboralmente) o pasiva. Pero la cotidianeidad rutinaria del resto del año es
diferente, al menos para quienes, aparte del trabajo, albergan otras inquietudes
y “aficiones”. Y recuperar el tiempo de esas otras dedicaciones, tan
fundamentales cuando ocupan y preocupan la atención del jubilado, es motivo de
anhelo cada vez que se ve alterado, aunque sea por unas vacaciones que se
supone sirven para recargar “energías” y recobrar “fuerzas”. Obvian, los que
creen que el descanso vacacional es exigencia de la actividad laboral, que
también los pasivos pensionistas se sienten revitalizados tras las vacaciones
para recuperar su dedicación jubilar. Y la añoran porque, para un jubilado, no
es lo mismo la rutina cotidiana que el ocio veraniego. Lo viven y lo sienten tan
distintos como el trabajo y las vacaciones, a pesar de la creencia general de muchos
ocupados. Porque no es igual, ni equiparable, no hacer nada a lo que estabas obligado
(vacaciones) que hacer lo que te apetece, satisface y enriquece (que es la
jubilación para muchos). Por eso, el retorno a la rutina diaria es, para el
jubilado, una añoranza que siente a los pocos días de iniciar unas vacaciones,
en gran medida, por imperativos familiares. No es que no le agrade tomar
vacaciones, justamente cuando ya nada se lo impide (a Dios gracias, aunque
también a su salud y a sus aportaciones a la tesorería territorial de la
seguridad social) sino que le fastidia cada año tener que diferenciarlas de su
estado pasivo a todo el que lo confunde. Así que, un año más, por fin recupero
mis rutinas y dedicaciones de jubilado. Y puedo contarlo, lo cual es aún más
satisfactorio.
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