sábado, 11 de septiembre de 2021

Vulnerables

Un día como hoy, de hace 20 años, el primer mundo, el Occidente más desarrollado que lidera Estados Unidos de América (EE UU), sufrió un ataque terrorista de magnitudes dantescas, haciendo estrellar tres aviones civiles llenos de pasajeros, secuestrados por asesinos kamikazes, contra edificios simbólicos del poder económico y militar de la primera potencia mundial. Desde ese día tomamos consciencia de que el mundo era limitado, no tenía fronteras y era vulnerable al fanatismo de lunáticos que declaran la guerra a nuestro estilo de vida y nuestros valores.

Cerca de 3.000 personas murieron, y decenas de miles de heridos, en el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono de Washington. Las dos torres acabaron derrumbándose, con sus inquilinos dentro, por efecto del golpe y los incendios, y un boquete inmenso dejó constancia del impacto del avión en un lateral del Pentágono, Un cuarto avión, al que sus pasajeros impidieron heroicamente lograr su objetivo, se precipitó contra el terreno sin llegar a estrellarse contra el Capitolio. Al Qaeda perpetraba, así, el mayor y más sangriento atentado en un país occidental, lo que supuso el inicio de una batalla sin cuartel contra sus miembros y la liquidación en Afganistán, por fuerzas especiales de EE UU, de su líder más carismático, el saudí Osama Bin Laden. Transcurridos 20 años, el mundo es más inseguro, vive con miedo de nuevos atentados del extremismo islámico, como los acaecidos en Niza, París o Londres, y las libertades quedan supeditadas a criterios de seguridad y vigilancia.

El Ejército más poderoso del planeta, con ayuda de tropas aliadas, no ha podido completar la misión de sembrar la democracia y los valores occidentales en la tierra que daba refugio físico e ideológico a los terroristas de Al Qaeda, Afganistán. La retirada de EE UU de esta “última” guerra no ha sido encomiable, intentando evacuar contrarreloj a su personal y colaboradores, aunque fuera probablemente la única opción posible. Allí, los talibanes celebran esta fecha como un triunfo que les permite recuperar su país. Aquí, en Occidente, recordamos el 11 de septiembre como el día más negro de nuestra historia que nos hizo sentir vulnerables. Todavía no acabamos de comprender las enseñanzas de este enfrentamiento de civilizaciones, del que ninguna de las partes parece tener asegurada la victoria confiando sólo en la fuerza y la violencia. Es un día para reflexionar.

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