viernes, 13 de noviembre de 2020

Pieles a la basura

Esta imagen es la muestra más contundente del deprecio humano por los animales. Si no sirven, se sacrifican y tiran a la basura. Y si enferman y ya no valen para lo que se criaron, se les incinera por representar un peligro de transmitir enfermedades. Es lo que se hace con todas las especies animales que utilizamos para aprovecharnos de ellas, sea para divertirnos, como los toros de lidia, alimentarnos, como los pollos o los cerdos, o para presumir, como estos visones de piel tan pulcra y cotizada. 

Los de la imagen se contagiaron del virus que actualmente mantiene al mundo en vilo y, por tal motivo, fueron condenados. Ya estaban condenados de antemano para arrancarles su apreciado pelo, y sometidos a una vida enjaulada que es mucho más cruel y angustiosa que los confinamientos con que los humanos combatimos la pandemia. Para ellos no existe vacuna que valga ni ninguna cuarentena que algún biólogo, estudiante de estos mamíferos, pudiera descubrir válida para preservar sus vidas. Simplemente sucumben ante las leyes del mercado. Si representan un gasto y no son rentables, se eliminan como cualquier mercancía. Que sean seres vivos es sólo una particularidad indiferente al sistema mercantil. Al final, van al exterminio. Sus estimadas pieles, a la basura. ¡Pobres animales! ¡Y que imagen tan contundente de nuestro insensible desprecio por todo lo que no nos depare ganancias, es decir, dinero!  

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