viernes, 12 de marzo de 2021

Pat Metheny, música clásica moderna

Se dice, haciendo un resumen apresurado, que la moderna es música amplificada, surgida con el nacimiento de la guitarra eléctrica y la generación beat, la formada por los inseguros y despistados que. tras la segunda Guerra Mundial, heredaron el “peor de los mundos posibles”, el que generaba una sensación de vacío por el miedo a que podía ser aniquilado, como quedó demostrado en Hiroshima y Nagasaki. Esos hípster, jóvenes “blancos negro” que empezaron a frecuentar garitos donde los afroamericanos lamentaban con el soul y más tarde con el jazz una vida siempre en peligro en la que lo único seguro era el presente, son las simientes existencialistas, en un mundo sin futuro, de lo que se denominó música rock, cuyas manifestaciones artísticas y vitales dieron lugar a toda una cultura underground, que inmediatamente fue engullida -y domesticada- por el Sistema hasta convertirla en la “archicultura pop”, un producto inofensivo que el mercado se encargó de propagar para que fuera consumido de forma homogénea a escala global.

Evidentemente, la música moderna ofrece (muchas) malas y (pocas) buenas obras, puesto que, como en todo, es cuestión de talento. Pero, a veces, emergen figuras que sobresalen por su sensibilidad y virtuosismo, como el guitarrista Pat Metheny, un exponente excepcional de la música moderna. Con raíces jazzisticas, este maestro (en todas sus acepciones) de la guitarra elabora piezas de indudable calidad que escapan de las etiquetas cosificadoras, al fundir jazz y rock para crear un sonido propio, innovador y sugerente. Mi interés por Metheny, nacido en Misuri hace 66 años, comenzó cuando adquirí su disco Offramp (1982), en los años 80 del siglo pasado, en el que aparece la pieza “Are you going with me?” que me dejó impresionado. En todos los conciertos en los que he tenido oportunidad de escucharlo en directo siempre ha tenido que tocar este tema, haciéndonos levitar de emoción. Desde entonces acumulo en mi “fonoteca” los vinilos “Pat Metheny Group” (1978), “As falls Wichita, so falls Wichita falls” (1980), “First Circle” (1989) y la banda sonora que compuso para “The Falcon and the Snowman” (1985), además de los CD “We live here” (1995), “Speaking of now” (2002), “One quiet nighy” (2003) y la selección “Selected recordings 1976-1984” (2004), con grabaciones remasterizadas.

En la actualidad, Pat Metheny aborda otros proyectos que engrandecen su genio artístico. Acaba de publicar dos suites para guitarra, que conforman el álbum “Road to the Sun”, compuestas por él pero grabadas por intérpretes de música clásica, en un afán por unir la secular dicotomía entre la música improvisada y la escrita, constreñida en las partituras. Su intención es que existan músicos capaces de tocar, un día, con una Orquesta Filarmónica y, al siguiente, con una banda de jazz o rock. Músicos que no puedan ser adscritos ni al jazz ni a la música clásica, superando y ampliando ambas categorías. Metheny considera que Chick Corea o Herbie Hancock son ejemplos de tales músicos totales que pueden leer e interpretar música compleja con enorme libertad. Y se ha propuesto demostrarlo, sin que se pierda ese “toque” personal, ese estilo suyo que caracteriza todas sus composiciones. Un motivo más para seguir prestándole atención.

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